jueves, 6 de mayo de 2010

Carlos Kleiber: Un artista de excepción

Por Itzel Valva



Hablar de Carlos Kleiber es referirnos casi a un mito.
Nacido en 1930 en Berlín e hijo del extraordinario Erich Kleiber, debutó en el Teatro Colón de Buenos Aires teniendo 20 años desafiando así los deseos de su padre, quien siempre se opuso a que se dedicara profesionalmente a la música. Según cuenta una leyenda urbana, Erich cuestionaba el talento artístico de su hijo, por lo que llegó a expresar que "tenía más gracia un ganso nadando, que Karl dirigiendo".
A pesar de ello, Carlos continuó dirigiendo una vez que concluyó sus estudios de Química en Zürich. En Europa encontró acomodo en el Teatro Gärtnerplatz de Munich y muy pronto empezó a ser reconocido como un artista de excepción. No era sólo su célebre apellido, sino también que buscaba la perfección sonora en las Orquestas que dirigía y, por supuesto, su manera de edificar lo que interpretaba.
De caracter parco y tímido, huía a conceder entrevistas y frecuentemente cancelaba sus presentaciones. En su presentación en México, durante un Festival Internacional Cervantino y contrario a su costumbre, aceptó la invitación a comer de la entonces Primera Dama de la Nación Carmen Romano de López Portillo y al entrar a la Residencia Oficial brevemente declaró a los medios: "... lo siento, no soy un artista... soy un simple aficionado que gusta hacer sonar sus juguetes...". Afortunadamente las dos presentaciónes se llevaron a cabo y con "su juguete", la Filarmónica de Viena, logró un éxito sin precedentes en la historia musical mexicana.
Sus virtudes: trabajar los ensayos hasta la fatiga, perfeccion técnica, gusto incomparable para construir (¿reinventar?) lo que interpretaba... pero sobre todo que poseía uno de los gestos más bellos que se recuerden a la hora de estar frente al podio.
Sus defectos: que sólo tenemos constancia de apenas un puñado de obras dirigidas por él. Casi todas tomadas de conciertos en vivo, pero suficientes para haberlo consagrado como una de las mas grandes batutas de todos los tiempos.
El sin igual Carlos Kleiber falleció en 2004 al muy poco tiempo de haber enviudado. Su última voluntad: reposar junto con los restos de su esposa en un cementerio de Eslovenia.
Ofrecemos a Ustedes la Sinfonía No. 6 "Pastoral" de Ludwig Van Beethoven. Es la Orquesta del Estado Bávaro bajo la genial dirección de Carlos Kleiber. Esperemos la disfruten:

http://www.megaupload.com/?d=YM3B9YJ8

5 comentarios:

Claudia Tavares dijo...

Excelente... el maestro Kleiber!! y qué obra!!!

Anónimo dijo...

Felicidades... que dirección!!! mejor no exsite...

Fernando G. Toledo dijo...

No hay como sus Quinta y Séptima de Beethoven.

q u i n o ƒ ƒ dijo...

Felicitaciones Itzy! Carlos Kleiber fue un genio sin apelación, perdido en una época de mediocres, o al menos de talentos que no aman la música tanto como su ego. Kleiber buscó la perfección y por eso se concentró en un puñado de obras que pulía sin descanso. Quería encontrar, supongo, lo que casi nadie alcanza: la versión absoluta. Yo diría que a menudo lo logró.

Nadie notará que al hablar de Carlos Kleiber hablas de uno de tus amores, eh?

Abrazo,
J

felipe klaiber dijo...

Una obra maestra en manos del mejor, sin duda un apelativo a la musica.