martes, 27 de octubre de 2009
Erik Satie - Obras para Piano
lunes, 19 de octubre de 2009
Bela Bartok - El Castillo de Barba Azul
jueves, 15 de octubre de 2009
Ravel - Obras orquestales
Maurice Ravel
(Ciboure, Francia, 1875-París, 1937) Compositor francés. Junto a Debussy, con quien se le suele relacionar habitualmente, es el gran representante de la moderna escuela musical francesa. Conocido universalmente por el Bolero, su catálogo, aunque no muy extenso, incluye una serie de obras hasta cierto punto poco conocidas que hablan de un autor complejo, casi misterioso, que evitaba cualquier tipo de confesión en su música. Un autor que concebía su arte como un precioso artificio, un recinto mágico y ficticio alejado de la realidad y las preocupaciones cotidianas. Stravinski lo definió con acierto como «el más perfecto relojero de todos los compositores», y así hay que ver su música: como la obra de un artesano obsesionado por la perfección formal y técnica de su creación.
Nacido en el País Vasco francés, heredó de su padre, ingeniero suizo, su afición por los artilugios mecánicos –cuyos ecos no son difíciles de encontrar en su música– y de su madre, de origen vasco, su atracción por España, fuente de inspiración de muchas de sus páginas. Aunque inició sus estudios musicales a una edad relativamente tardía, cuando contaba siete años, siete más tarde, en 1889, fue admitido en el Conservatorio de París, donde recibió las enseñanzas, entre otros, de Gabriel Fauré.
Discreto pianista, su interés se centró pronto en la composición, campo en el que dio muestras de una gran originalidad desde sus primeros trabajos, como la célebre Pavana para una infanta difunta, si bien en ellos es todavía perceptible la huella de su maestro Fauré y de músicos como Chabrier y Satie. La audición del Prélude à l'après-midi d'un faune, de Debussy, marcó sus composiciones inmediatamente posteriores, como el ciclo de poemas Schéhérazade, aunque pronto se apartó de influencias ajenas y encontró su propia vía de expresión.
En 1901 se presentó al Gran Premio de Roma, cuya obtención era garantía de la consagración oficial del ganador. Logró el segundo premio con una cantata titulada Myrrha, escrita en un estilo que buscaba adaptarse a los gustos conservadores del jurado y que para nada se correspondía con el que Ravel exploraba en obras como la pianística Jeux d'eau, en la que arrancaba del registro agudo del piano nuevas sonoridades. Participó otras tres veces, en 1902, 1903 y 1905, sin conseguir nunca el preciado galardón. La última de ellas, en la que fue eliminado en las pruebas previas, provocó un escándalo en la prensa que incluso le costó el cargo al director del Conservatorio.
Sin necesidad de confirmación oficial alguna, Ravel era ya entonces un músico conocido y apreciado, sobre todo gracias a su capacidad única para tratar el color instrumental, el timbre. Una cualidad ésta que se aprecia de manera especial en su producción destinada a la orquesta, como su Rapsodia española, La valse o su paradigmático Bolero, un auténtico ejercicio de virtuosismo orquestal cuyo interés reside en la forma en que Ravel combina los diferentes instrumentos, desde el sutil pianissimo del inicio hasta el fortissimo final. Su música de cámara y la escrita para el piano participa también de estas características.
Hay que señalar, empero, que esta faceta, aun siendo la más difundida, no es la única de este compositor. Personaje complejo, en él convivían dos tendencias contrapuestas y complementarias: el placer hedonista por el color instrumental y una marcada tendencia hacia la austeridad que tenía su reflejo más elocuente en su propia vida, que siempre se desarrolló en soledad, al margen de toda manifestación social, dedicado por entero a la composición. Sus dos conciertos para piano y orquesta, sombrío el primero en re menor, luminoso y extrovertido el segundo en Sol mayor, ejemplifican a la perfección este carácter dual de su personalidad.
Ravel - Orchestral Music
Intérpretes:
Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam
Director: Bernard Haitink
Formato: Mp3
BitRate: 192 KbpS
Lista de Tracks:
CD 1:
01 - Bolero
02 - Alborada del gracioso
03 - Rhapsodie espagnole Prelude a la nuit
04 - Rhapsodie espagnole Malaguena
05 - Rhapsodie espagnole Habanera
06 - Rhapsodie espagnole Feria
07 - La Valse
08 - Pavane pour une infante defunte
09 - Valses nobles et sentimentales Modere
10 - Valses nobles et sentimentales Assez lent
11 - Valses nobles et sentimentales Modere
12 - Valses nobles et sentimentales Assez anime
13 - Valses nobles et sentimentales Presque lent
14 - Valses nobles et sentimentales Vif
15 - Valses nobles et sentimentales Moins vif
16 - Valses nobles et sentimentales Epilogue Lent
CD 2:
01 - Menuet antique
02 - Le tombeau de Couperin Prelude
03 - Le tombeau de Couperin Forlane
04 - Le tombeau de Couperin Menuet
05 - Le tombeau de Couperin Rigaudon
06 - Ma mere l'Oye Prelude
07 - Ma mere l'Oye Danse du rout et scene - Interlude
08 - Ma mere l'Oye Pavane de la Belle au bois dormant
09 - Ma mere l'Oye Interlude
10 - Ma mere l'Oye Entretienes de la Belle et de la Bete
11 - Ma mere l'Oye Interlude
12 - Ma mere l'Oye Petit Poucet
13 - Ma mere l'Oye Interlude
14 - Ma mere l'Oye Laideronette, imperatrice des pagodes
15 - Ma mere l'Oye Interlude
16 - Ma mere l'Oye Apotheose le jardin feerique
17 - Daphins et Chloe Suite No 2, Lever du jour
18 - Daphins et Chloe Suite No 2, Pantomime
19 - Daphins et Chloe Suite No 2, Danse generale
Contraseña:
musicainmensa
viernes, 9 de octubre de 2009
Debussy - Música para Piano
(Claude Achille Debussy; St. Germain-en-Laye, 1862 - París, 1918) Compositor francés. Iniciador y máximo representante del llamado impresionismo musical, sus innovaciones armónicas abrieron el camino a las nuevas tendencias musicales del siglo XX.
Ya en su niñez había iniciado el estudio del plano en su hogar; sin embargo, no pensaba entonces en la carrera musical. Fue una antigua discípula de Chopin, la señora Manté de Fleurville, quien intuyó la vocación del muchacho e indujo a sus familiares a cultivarla. De esta forma, Debussy ingresó en 1873 en el Conservatorio de París; allí tuvo por maestros, entre otros, a Lavignac, a Marmontel y, en composición, a Ernest Guiraud.
Grato paréntesis en sus estudios fue, en el verano de 1880, su empleo de acompañante como pianista de cámara y profesor de piano de los hijos de una rica dama rusa, Nadesda von Meck, protectora de Chaikovski y fanática de su música, en sus viajes a través de la Francia meridional, Suiza e Italia. Esto le permitió conocer a Wagner. Debussy vio renovado el empleo en los veranos siguientes, posiblemente hasta 1884, y entonces visitó Moscú, donde pudo establecer cierto contacto con la música del "grupo de los Cinco".
En el Conservatorio había adquirido fama de músico revolucionario; sin embargo, en 1884 logró el "Prix de Rome" con la cantata El hijo pródigo, que presenta al joven compositor aún envuelto en la amable sensualidad melódica propia del gusto de Massenet, pero también capaz de esbozar un aria perfecta en su género, como la de Lía. Los tres años pasados en Villa Médicis resultaron enojosos para el joven Debussy, que no sentía inclinación alguna por el clasicismo romano y con gran amargura echaba de menos París y su vida intelectual, inquieta y moderna.
De Roma se trajo la cantata La Demoiselle élue (1887-88, La damisela bienaventurada), sobre un texto de D. G. Rossetti y de un gusto prerafaelista muy propio de la época; todavía arrastrado por un sentimentalismo hijo del siglo XIX, y musicalmente situado entre Massenet y Chaikovski, Debussy buscaba a tientas la salida hacia una nueva concepción artística y cayó, como era natural, en el wagnerismo. Más bien que de experiencias musicales (entre ellas contaron singularmente las llevadas a cabo en Rusia y el descubrimiento del canto gregoriano y de melodías exóticas africanas y javanesas, presentadas en la Exposición Universal de París), la liberación le vino de literatos y pintores: la amistad de poetas simbolistas y parnasianos, dominados por la figura de Mallarmé, y el ejemplo de renovación de la pintura impresionista fueron las fuerzas determinantes que impulsaron al compositor hacia un camino artístico original.
Las obras líricas para canto y piano son las composiciones que permiten seguir mejor la evolución lógica del artista desde un formalismo melódico de gusto un tanto aburguesado hasta la creación de una prosa poética intensamente evocadora; así, Arietas olvidadas (1888), Cinco poemas de Baudelaire (1890), Fêtes galantes (1892 y 1904), Prosas líricas (1893) y Tres canciones de Bilitis (1898). De tal forma se forjó el nuevo lenguaje musical y dramático que le permitió aportar una solución personal al problema de la ópera con Pelléas et Mélisande, sobre texto de M. Maeterlinck y representada en la Opéra-Comique el 30 de abril de 1902 (su composición había durado diez años); el éxito fue muy discutido y sólo con gran lentitud la ópera llegó a conquistar el puesto que le correspondía en la historia de la música, como etapa básica en el desarrollo del teatro musical.
En una segunda etapa, alcanza el primer plano de la producción de Debussy la música instrumental. De las posiciones de elegancia un tanto formalista propias de los dos Arabesque (1888) y de la Suite bergamasque (1890), para piano, así como del Cuarteto (1893) y del Preludio a la "Siesta de un fauno", de 1892, el compositor llegó, sobre todo en el ámbito pianístico, a la creación de un impresionismo musical que llevó a las últimas consecuencias la disolución de las formas clásicas realizada por el romanticismo y, al mismo tiempo, abrió las puertas al futuro. Con ello se produjo el tránsito del momentáneo clasicismo de Para el piano (1901) a la libertad impresionista de Estampas (1903), de L'isle joyeuse (1904) y de las dos colecciones de Imágenes (1905 y 1907).
A la engañosa facilidad de El rincón de los niños (1908), obra abierta a sugerencias y temas de la vida actual, a pesar de su tema infantil, siguió, con los dos tomos de los Preludios (1910 y 1913), el equilibrio definitivo de la composición moderna para piano. La devolución a la música del sentido de la precisión fónica, o sea la conversión de la pieza instrumental en un consistente objeto sonoro donde se cobijan los eventuales valores expresivos sin menoscabo de su solidez, permite considerar realmente a Debussy como el iniciador de las tendencias musicales de la actualidad: en la estela de Estampas se desarrolla el florecimiento de las modernas obras de piano, con Ravel, Bartók, Schoenberg y Prokofieff.
En oposición a la perfección alcanzada en el lenguaje pianístico hay que reconocer, posiblemente, una menor seguridad en la evolución comunicada por el compositor al impresionismo orquestal, y ello a pesar del pomposo interés por la fantasía en el timbre y por la sensualidad sonora manifestados en los poemas sinfónicos; en realidad, ni El mar (1905) ni Imágenes (1909), para orquesta, renuevan por completo la equilibrada concisión de los tres Nocturnos (1899).
Hacia 1910 cabe situar la aparición en el arte del músico de una nueva orientación clasicista y arcaizante que tiende a reaccionar contra la dispersión impalpable del impresionismo en el ambiente, manifestada en la restauración de una necesidad de precisión fónica e incluso formal cada vez más consciente. En un decidido salto por encima de los últimos siglos, Debussy buscó en el XVI y en el XVII los orígenes culturales del arte y del gusto franceses (la primera Guerra Mundial acabaría de fortalecer en el músico un proceso ya iniciado de enlace con las tradiciones de la civilización nacional).
En el segundo cuaderno de las Fêtes galantes habían aparecido ya formas melódicas arcaizantes; asimismo, algunos textos de antiguos poetas franceses pasan a ocupar el lugar de los versos de los simbolistas y parnasianos predilectos en Tres canciones de Francia (1904), Tres baladas de François Villon (1910) y Tres canciones de Charles d'Orléans (1908), para coro polifónico y abiertamente inspiradas en los modos de la antigua canción típica de Francia. La renacida voluntad de clasicismo y de reconstitución formal se manifestó claramente en el proyecto de seis Sonatas para varios instrumentos diversamente agrupados, idea surgida en el curso de la Guerra Mundial y que el artista sólo pudo llevar a cabo en su mitad, con la audaz Sonata para violoncelo y piano (1915), la Sonata para flauta, arpa y viola (1915), y la Sonata para violín y piano, que ha alcanzado gran popularidad.
Sin embargo, el principal monumento de esta última fase del arte de Debussy, tan abierta hacia las perspectivas artísticas del futuro, sigue siendo una obra maestra todavía mal apreciada, la partitura de El martirio de San Sebastián (1911), donde la elevación de los valores musicales aparece algo menoscabada por el artificioso rebuscamiento del texto dannunziano y, sobre todo, por el carácter híbrido del espectáculo escénico, ni ópera ni ballet, sino mescolanza de recitación y canto destinada a la interpretación de Rubinstein.
La existencia del compositor se desenvolvió en un plano retirado y careció de acontecimientos sensacionales externos, salvo la dolorosa crisis sentimental que indujo al artista a separarse de su esposa Rosalie Texier, compañera fiel y valerosa de los años difíciles, para unirse a Emma Bardac Moyse (1905). Raramente y con desgana se alejaba de París. En 1893 fue a Gante para pedir a Maeterlinck que le permitiera poner música a su drama; el literato le dio su asentimiento, si no su comprensión. En 1909 estuvo en Londres con motivo de la presentación de Pelléas en aquel país.
Luego, la fama creciente le obliga a estancias en Viena y Budapest (1910), Turín (1911), Rusia (1913-14), Holanda y Roma (1914) para la dirección de sus propias composiciones. No ocupó cargos ni buscó jamás puestos estables; careció de discípulos y sí tuvo únicamente amigos, con quienes gustaba de hacer música, conversar y discutir sobre arte y poesía. Actuó frecuentemente como colaborador musical en diversas revistas, generalmente literarias, y reunió los principales frutos de tal colaboración en el volumen Monsieur Croche, antidilettante (1917). Operado en 1915 de un cáncer intestinal, no pudo recobrar ya la plenitud de sus fuerzas físicas, y moría en 1918, amargado y conmovido profundamente por los desastres de la guerra.
Alexis Weissenberg - Debussy
Formato: Mp3
BitRate: 192 KbpS
Lista de Tracks
01 - Estampes - I. Pagodes
02 - Estampes - II. La Soirée dans Grenade
03 - Estampes - III. Jadins sous la pluie
04 - Etude No XI pour les Arpèges Composés
05 - Suite Bergamasque - Prélude
06 - Suite Bergamasque - Menuet
07 - Suite Bergamasque - Clair de Lune
08 - Suite Bergamasque - Passepied
09 - Children's Corner - I. Doctor Gradus ad Parnassum
10 - Children's Corner - II. Jimbo's Lullaby
11 - Children's Corner - III. Serenade for the Doll
12 - Children's Corner - IV. The Snow is Dancing
13 - Children's Corner - V. The Little Shepherd
14 - Children's Corner - VI. Golliwogg's Cake-walk
15 - La Fille aux Cheveux de Lin
16 - L'Isle Joyeuse
17 - La Plus que Lente
Contraseña:
musicainmensa
domingo, 4 de octubre de 2009
Benjamin Britten - Guía Orquestal para la Juventud, sinfonía simple, Variaciones sobre un Tema de Frank Bridge
fagotes, cuatro trompas en Fa, dos trompetas en Do, tres trombones, tuba, timbales, bombo, platillos, pandereta, triángulo, caja, caja china, xilófono, castañuelas, gong, látigo, arpa y cuerdas (violines I y II, violas, violonchelos y contrabajos).
Empieza el timbal con un diseño que recuerda al comienzo del tema. Los instrumentos de percusión se van agregando hasta llegar al final de esta variación en la que toca toda la sección.
Benjamin Britten - Guía Orquestal para la Juventud, sinfonía simple, Variaciones sobre un Tema de Frank Bridge
Sello Discográfico: Decca Classics
Año: 1963
Intérpretes:
Orquesta Sinfónica de Londres
Orquesta de Cuerdas Inglesa
Director: Benjamin Britten
Formato: Mp3
BitRate: 192 KbpS
Lista de Tracks
01 - The Young Person's Guide to the Orchestra Op.34
02 - Simple Symphony Op.4 (1) Boisterous Bourrée-Allegro ritmico
03 - Simple Symphony Op.4 (2) Playful Pizzicato-Presto possibile pizzicato sempre
04 - Simple Symphony Op.4 (3) Sentimental Saraband-Poco lento e pesante
05 - Simple Symphony Op.4 (4) Frolicsome Finale, Prestissimo con fuoco
06 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (1) Introduction and Theme
07 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (2) Adagio
08 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (3) March
09 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (4) Romance
10 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (5) Aria Italiana
11 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (6) Bourree Classique
12 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (7) Wiener Walzer
13 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (8) Moto Perpetuo
14 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (9) Funeral March.
15 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (10) Chant
16 - Variations on a Theme of Frank Bridge Op.10 (11) Fugue and Finale
Contraseña:
musicainmensa
jueves, 1 de octubre de 2009
Pietro Mascagni - Cavalleria Rusticana
Cavalleria rusticana
Drama en un acto. Música compuesta por Pietro Mascagni (1863-1945), con libreto de Giovanni Torgioni-Tozzetti y Guido Menasci, inspirado en la obra teatral del mismo nombre de Giovanni Verga. Estrenada en Roma el 17 de mayo de 1890. Mascagni estaba dotado de una gran facilidad para caracterizar a sus personajes con unos pocos compases, y consiguió plasmar con fuerza, vigor y economía los términos del verismo, sin llegar a los extremos de otros autores.
Personajes
SANTUZZA, novia de Turiddu
TURIDDU, joven soldado
ALFIO, carretero
LOLA, mujer de Alfio
MAMMA LUCIA, madre de Turiddu
Soprano Dramática
Tenor Lírico
Barítono
Mezzosoprano Ligera
Contralto
Coro de aldeanos
La acción se desarrolla en un pueblo de Sicilia durante el día de Pascua, a finales del siglo XIX.
El título de la ópera alude al código del honor en una comunidad aldeana, así como otras óperas anteriores nos habían mostrado cómo operaban los correspondientes códigos de honor en sociedades aristocráticas. El momento culminante es violento, con un duelo fuera del escenario; los protagonistas, soprano, tenor y barítono, expresan en poderosos "solos" el fiero orgullo que origina la violencia, y unos coros muy sólidos realzan la fuerza colectiva de la vida aldeana.
En las primeras horas de la mañana del día de Pascua, las campanas repican llamando a los fieles, que acuden a la iglesia. Se escuchan sus cánticos saludando a la primavera. Santuzza, profundamente apenada por el abandono de su amante, Turiddu, va a la taberna de la madre de aquél a preguntar por él. Lucia, la madre de Turiddu, dice que ha ido fuera de la aldea a comprar vino, pero Santuzza dice que le vieron en la aldea la pasada noche.
Entra Alfio, el carretero, con sus caballos, cantando alegremente, y la plaza se llena de gente, que corea su canción antes de entrar en el templo. Alfio pide vino a Lucia, a lo que ella responde que no tiene y que Turiddu ha ido a traer. Alfio se sorprende, ya que vio a Turiddu cerca de su cabaña aquella misma mañana. Lucia va a decir algo, pero Santuzza, rápidamente, la hace callar. Se marcha Alfio. De la iglesia llegan los sones del órgano y las plegarias de los fieles, acompañadas por la gente que hay en la plaza, que, dirigidos por Santuzza y Lucia cantan el himno de
Cuando todos los demás han entrado en la iglesia, Lucia pregunta a Santuzza por qué la hizo callar. Santuzza le dice: "Voi lo sapete" ("Usted lo sabe"): Turiddu tuvo relaciones con Lola antes de marchar a la guerra; después Lola se casó con Alfio, y Santuzza fue la amante de Turiddu; pero ahora Lola, celosa, a pesar de estar casada, trata de separar a Turiddu de Santuzza.
Lucia se marcha a la iglesia y entra Turiddu en escena. Santuzza le reprocha su conducta con Lola; al principio él lo niega, pero después dice que no le conmueven sus súplicas. Se acerca Lola cantando "Fior di giaggiolo" ("Flor de gladiolo"), conversa brevemente con los dos, burlándose de Santuzza, y se marcha a la iglesia, invitando a Turiddu a seguirla. Él va a hacerlo así, pero Santuzza le pide que la escuche ("Turiddu, ascolta"). Y apasionadamente le pide que vuelva a ella ("No, no, Turiddu"), pero él dice que todo ha terminado entre ellos. Y lleno de furor la arroja al suelo; después se marcha a la iglesia.
Alfio entra, y Santuzza, despechada, le cuenta la infidelidad de su esposa. Alfio promete vengar con sangre su honor y los dos salen.
Mientras la orquesta interpreta el intermedio, la escena aparece vacía. Después, acabada la misa, los aldeanos, alegres, van saliendo de la iglesia para dirigirse a sus casas. Turiddu pide a Lola que se una al grupo que se congrega frente a la taberna de su madre y entona un vibrante brindis: "Viva ll vino spumeggiante" ("Viva el vino espumeante"). Después llega Alfio. Con aire desafiante rechaza el vaso que le ofrece Turiddu. Las mujeres, presintiendo la tragedia, se llevan de allí a Lola. Alfio y Turiddu cambian unas pocas palabras y después Turiddu muerde la oreja a Alfio, el modo tradicional siciliano de aceptar un duelo. Turiddu dice a Alfio que no culpe a Lola por lo que ha ocurrido, y expresa su preocupación por Santuzza si él muere en el duelo.
Cuando todos se han marchado y queda solo Turiddu, entra su madre, Lucia. Turiddu le pide su bendición y la encarga que cuide a Santuzza si él no regresase. La mujer, aterrorizada, adivina lo que está ocurriendo, y al ver que se va, lo llama desesperadamente. Entra Santuzza, y las dos mujeres se abrazan. La plaza se llena con una multitud en estado de agitación. A lo lejos se oye la voz de una mujer que grita: "¡Han matado a Turiddu!". Santuzza, Lucia y la gente congregada en torno suyo, gritan y sollozan y las dos mujeres, desmayadas, caen al suelo.
Pietro Mascagni - Cavalleria Rusticana
Sello discográfico: Decca Classics
Año: 1957
Intérpretes:
Turiddu: Jussi Bjorling
Santuzza: Renata Tebaldi
Mamma Lucia: Rina Corsi
Alfio: Ettore Bastianini
Lola: Lucia Dani
Orchestra e coro del Maggio Musicale Fiorentino
chorus master: Andrea Morosini
Conductor: Alberto Erede
Formato: Mp3
BitRate: 192 KbpS
Alicia de Larrocha interpreta a Albéniz
Nacida en Barcelona el 23 de mayo de 1923, Alicia de Larrocha se formó desde los cinco años en la tradición marcada por Enrique Granados. A esa edad entró en la academia de Frank Marshall, discípulo y colaborador del compositor y autor de un tratado sobre el uso del pedal en el piano.
Estudió armonía con Ricardo Lamote de Grignon y Joaquín Zamacois y al poco la descubrió Joaquín Turina, quien propició su debut un año más tarde en
Pero no había prisa. Alicia seguía con sus estudios escolares, aparte de los musicales. Por esa época trabó una amistad profunda con la soprano Victoria de los Ángeles, de su misma edad. De esa amistad nacería una aclamada colaboración artística que llevaría la canción española -Falla, Turina, Mompou, Montsalvatge- por los mejores escenarios internacionales. Pero eso aún había de aguardar. A partir de 1940 empezó a dar recitales por toda la península, preparándose para el salto internacional, que se produjo en 1947 con una gira por Europa.
Casada en 1950 con el también pianista Juan Torra, con quien tuvo dos hijos, Juan Francisco y Alicia, en 1953 debutó en Londres y dos años más tarde saltó a EE UU, donde tuvo por representante a Herbert Breslin, que también lo era de Pavarotti. La carrera americana de Larrocha ya no habría de interrumpirse hasta el final. Al cumplir los 80 años dio una gira para despedirse, pero no legó a dejar del todo la actividad concertística.
¿Por qué encantaba con su piano a públicos tan diversos? Porque era de un rigor y a la vez de una humildad que te ganaban apenas pisaba el escenario. Ella solía decir que la música no era para verse, sino para escucharse. Sentada ante el gran cola de concierto parecía como una niña perdida en la inmensidad. Pero apenas entraba se convertía en una artista de extraordinaria madurez que no se permitía la más mínima concesión a la galería, ningún gesto de virtuosa, ninguna artificiosidad, nada. Su interpretación parecía natural, como si brotara de la pura lógica de la partitura. Mucho estudio se necesita para lograr esa aparente sencillez.
Su repertorio fue extenso, no sólo español, sino también centroeuropeo: Schumann, Mozart, Beethoven y los impresionistas, Ravel, Debussy, Fauré. Pero su caballo de batalla había de ser
Premiada y condecorada internacionalmente, con varios Grammy en su haber, en 1994 recibió el premio Príncipe de Asturias.
Alicia de Larrocha interpreta a Albéniz